Una de las consecuencias del confinamiento, además de las duras restricciones que le acompañaron, fue que todos miráramos más hacia el interior del hogar. No solo importaba mantenerla limpia y cuidada, sino que queríamos tener un lugar en el que pasar la práctica totalidad del día. El color, las paredes, es espacio… Todo se miró al detalle. Y por supuesto, materiales como la madera, incluido el parquet, cobraron especial relevancia.

Si bien, esto ha llevado aparejado otra preocupación: el cuidado de los suelos de madera, por lo que para que no suponga un impedimento para mantener tu casa en perfectas condiciones, os traemos tres trucos para limpiar el parquet sin dañarlo y para dejarlo reluciente.

¿Por qué el parquet es tan popular en España?

Tanto en el siglo XIX como en el XX, prácticamente la totalidad de los suelos de los hogares españoles eran o bien de baldosa, de gres, o de azulejo. Tendencia que cambia a mediados de la pasada centuria, cuando se comienza a optar por materiales de mayor calidad -y más caros-. El parquet fue el principal beneficiado de ello. ¿Las causas? Un boom demográfico y el fin de la posguerra en medio de una dinámica que convertiría a España en uno de los 10 países más ricos del mundo en pocas décadas.

Ahora bien, aunque este suelo de madera ha ganado mucha popularidad, sigue existiendo un miedo bastante común acerca de cómo limpiarlo sin que se malogre.

Es importante aprender a dar el mantenimiento adecuado a los pavimentos ligeros, bien sean parquet, suelo laminado u otro tipo.

Así es cómo puedes limpiar el parquet sin dañarlo

Actualmente existen dos “grandes” tipos de parquet en el mercado, el laminado o plastificado, y el natural o sin plastificar. Aunque ambos compartan la instalación como un tipo de tarima flotante, lo cierto es que se limpian de la misma manera: con una fregona escurrida y una mopa. Y es que al ser un suelo de madera,  cuanta menos humedad, mejor.

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Ahora bien, ¿cómo se consigue el toque reluciente? Usando un chorrito de vinagre en el tibia que disponemos para la fregona. Aunque el olor es algo intenso, desaparece en cuestión de minutos.

Además de ello, también puedes optar por encerar el suelo. Una práctica tan útil como recomendad cuando hablamos de suelos de madera natural. Y es que el encerado se basa en una antigua técnica que era usada regularmente, pero que en la actualidad, dado el tiempo que lleva hacerlo, ha sido relegada a un segundo y tercer plano, especialmente porque también se necesita un producto concreto y seguir unos pasos definidos -generalmente indicado por el fabricante-.